LA MUNDIALIZACIÓN. (Anthony Giddens).
Pocos términos hay que usemos con tanta frecuencia pero que de hecho
estén tan pobremente conceptualizados como el de globalización (o
mundialización). Esa palabra ha aparecido por todas partes pero
sin provenir de ninguna en particular. Entonces, ¿qué significa
en realidad? Por el momento, son dos las escuelas de pensamiento
que se destacan al respecto, desde posiciones opuestas. Por un lado
se hallan aquéllos a quienes pudiera llamárseles "hiperglobalizadores"
y por el otro están los "escépticos de la globalización".
Se tiende a ligar ideológicamente a los hiperglobalizadores con
los negocios. Un buen ejemplo de sus argumentaciones se puede encontrar
en las obras de Kenichi Ohmae, tales como The Borderless World (El
mundo sin fronteras) y The End of the Nation State (El fin del estado-nación).
Desde este punto de vista, la globalización significa expansión
del mercado a escala mundial. Este proceso ha avanzado tanto que
los estados-nación han perdido la mayor parte del poder que solían
tener. Según esta teoría, los problemas de los políticos de todo
el mundo están relacionados con esa falta de poder.
De acuerdo con Ohmae y otros autores semejantes, muchas regiones
que no son estados-nación se convertirán en núcleos de la nueva
economía mundial. Se trata de zonas tales como el Sudeste de China,
en la cual se incluye a Hong Kong, o la región de Barcelona-Perpiñán,
en la que se intercalan el sur de Francia con el norte de España.
Se habla también de un "nuevo feudalismo", noción que está muy ligada
a la escuela de hiperglobalización. De hecho, algunos hiperglobalizadores
consideran que dentro de 20 años el mundo abarcará tantos como 2
000 estados, o ciudades-estado con sus respectivas zonas adyacentes
de influencia.
Este escenario no sería muy probable, pero sí tiene alguna base
en lo que sucede actualmente debido a que, hasta cierto punto, es
la ideología en boga del sector empresarial transnacional. En el
contexto de los negocios a escala mundial, la idea de la globalización
no es solamente una noción analítica, sino directamente ideológica,
que expresa una cierta orientación hacia el futuro.
Un punto de vista diametralmente opuesto es el que adoptan los "escépticos
de la globalización". La obra más prominente al respecto, que se
comenta mucho en la actualidad, es la de Paul Hirst y Grahame Thompson
Globalization in Question (La globalización en tela de juicio).
En opinión de estos autores, si se examinan las estadísticas sobre
comercio mundial, se advierte que la globalización se había desarrollado
mucho más a la vuelta del siglo que ahora. Ellos advierten que había
más comercio mundial en el decenio 1900-1910, y aun en la última
parte del siglo XIX, que en la actualidad. Además, aportan muchos
otros datos estadísticos para mostrar que la tesis de la globalización
es un mito.
Esta tesis tiende a agradarle a la gente de izquierda, porque si
se considera que la globalización no es un fenómeno nuevo entonces
todo puede seguir igual que antes. El estado de bienestar puede
seguir existiendo más o menos intacto, y es posible preservar el
aparato tradicional de la democracia social así como un cierto grado
del poder económico nacional.
Me gustaría sugerir que tanto el punto de vista de los hiperglobalizadores
como el de los escépticos de la globalización están equivocados.
Me parece que una conceptualización adecuada de este fenómeno debe
diferir de ambos enfoques.
Primero que nada, en mi opinión (contraria a la de los hiperglobalizadores),
estamos al principio del proceso de globalización y no al final.
Estamos al principio de una sacudida fundamental de la sociedad
mundial, que tiene numerosas causas y no una sola. Proviene del
impacto de la tecnología sobre los sistemas de mercado a escala
mundial, a la vez que de la desaparición de la Unión Soviética y
del estilo soviético de comunismo. Estamos al principio de este
proceso y todavía no sabemos realmente hacia dónde nos llevará.
Creo que el libro reciente de Martin Albrow, The Global Age (La
era global), aporta la mejor vía para conceptualizar la situación
en que nos hallamos. Este autor dice que somos la primera generación
que tiene acceso a una Era Global; y no se trata de una era postmoderna:
actualmente sólo hay modernidad, desde mi punto de vista, desde
luego.
En segundo lugar, contrariamente a lo que piensan los escépticos
de la globalización, yo diría que esta última es el conjunto de
cambios de mayor trascendencia que están sucediendo actualmente
en el mundo. No ha avanzado tanto como dicen los hiperglobalizadores,
ni lo impulsan puramente los imperativos económicos del mercado,
pero de todos modos es el fenómeno más importante de nuestro tiempo.
La mundialización no debe entenderse tan sólo como un concepto económico
ni como un simple desarrollo del sistema mundial o como un desarrollo
puramente de instituciones mundiales a gran escala. Yo la llamaría
"acción a distancia": se refiere al efecto impresionante y cada
vez mayor que tienen en nuestras vidas las acciones que se llevan
a cabo en lugares distantes. El concepto describe la creciente interpenetración
que hay entre la vida a nivel individual y las opciones futuras
de dimensión mundial, algo que creo es relativamente nuevo en la
historia. En este sentido, yo tomaría la globalización como un fenómeno
que sucede "aquí en la cercanía de lo nuestro", al igual que "allá
en la lejanía del exterior". Se refiere a uno mismo (los cambios
en nuestra vida personal y ciertamente los cambios en los ámbitos
locales), tanto como acerca de los sistemas mundiales."
La mundialización o globalización no es un simple conjunto de procesos,
ni tampoco va en una sola dirección. En algunos casos genera solidaridades
y en otros las destruye. Tiene consecuencias muy distintas según
sea la ubicación geográfica mundial de que se trate. En otras palabras,
es un proceso sumamente contradictorio. No se refiere solamente
a la fragmentación social: Yo lo veo más bien como una sacudida
de las instituciones en la cual se generan algunas formas nuevas
de integración que coexisten con formas nuevas de fragmentación.
En tercer lugar, y ciertamente contrario a los escépticos de la
globalización, me parece que la fase actual de este proceso no es
solamente una extensión de las fases anteriores de la expansión
del mundo occidental. Yo consideraría la fase actual de globalización
como algo que empezó apenas hace 30 años, cuando se estableció el
primer sistema de comunicación a escala mundial. En consecuencia,
se crearon nuevos mecanismos económicos como el mercado mundial
de dinero, por ejemplo, disponible las 24 horas del día y que tanto
afecta nuestras vidas. Pero con la comunicación mundial instantánea
se alteró también el propio tejido de la vida social. Cuando vivimos
en un mundo en el que las imágenes de los sistemas de comunicación
de masas son transmitidas por todo el planeta, esto hace que cambie
la noción de quiénes somos y cómo vivimos.
Aunque los procesos actuales de mundialización reflejan todavía
una extensión del dominio occidental, están mucho menos centralizados
que en el pasado. Desde luego, tenemos el surgimiento de nuevos
centros de poder en la Cuenca del Pacífico, pero también en otros
lugares. Si se puede decir que el Occidente controló las primeras
fases de la mundialización, la fase actual se distingue porque nadie
la controla.
ANTHONY GIDDENS.
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